Marcelino Champagnat
Sacerdote francés que
fundó la congregación de los Hermanos Maristas. Nació el año 1789, el mismo año
de la Revolución Francesa, en Rosey al sur de Lyon. Marcelino fue el noveno.
Durante su infancia, trabajó en casa: su familia poseía una pequeña granja y un
molino. A los diez años comenzó a ir a la escuela, pero a los pocos días se
desanimó y no volvió. A los catorce años, pasó por su casa un buen sacerdote
que iba "reclutando" jóvenes para el seminario; se fijó en Marcelino
y le animó: "Tienes que estudiar para ser sacerdote. Dios lo quiere."
Y Marcelino se decidió.
Ingresó en el Seminario menor y comenzó sus estudios con muchos
problemas: Como no había ido a la escuela, apenas sabía leer y escribir.
Suspendió el primer curso y "le invitaron" a quedarse en su casa
.Pero Marcelino no se desanimó y continuó estudiando. Después de muchos
esfuerzos, fue pasando los cursos y pasó al Seminario mayor, en Lyon. Tenía ya
24 años. Allí, junto con otros seminaristas compañeros de estudios, empezó a
madurar la idea de fundar una congregación de Hermanos, dedicados a la
enseñanza y a la catequesis de los niños. Tres años después fue ordenado
sacerdote y lo destinaron a La Valla. En el pueblo los niños no tenían escuela
ni catequesis, y los mayores apenas iban a la iglesia. Marcelino empezó a
hablar con la gente, se hizo cercano a todos, y el pueblo lo aceptó de buen
grado.
Tras una fuerte
experiencia con un joven moribundo, el P. Champagnat decidió fundar una
congregación de Hermanos que se dedicaran a la enseñanza y a la catequesis de
los niños y jóvenes, especialmente los más necesitados. Enseguida dio los
primeros pasos, y el 2 de enero de 1817 reunió, en una casita alquilada cerca
de la parroquia, a dos jóvenes que le habían manifestado su deseo de ser
religiosos. Se llamaban Juan María Granjon y Juan Bautista Audras. Éste fue el
principio de los Hermanos Maristas. Pronto acudieron otros jóvenes. Marcelino
les ayudó a organizar su vida en comunidad: oración y trabajo, formación
personal, sencillez y pobreza. Y una filial devoción a la Virgen María, bajo
cuya protección se puso, desde el primer momento, la naciente congregación.
Después de un periodo de formación, el P. Champagnat les dio un hábito
religioso y los jóvenes firmaron sus primeros compromisos (votos). Al cabo de
un año, Marcelino abrió una escuela en La Valla y en seguida se hicieron cargo
de ella los Hermanos. Después de esta primera escuela vinieron muchas más. Los
párrocos y alcaldes de los pueblos vecinos se disputaban a los Hermanos. Así,
el Instituto de los Hermanos Maristas comenzó a crecer, no sin dificultades, y
hubo que construir una nueva casa, porque en La Valla ya no cabían todos.
Marcelino Champagnat fue
un gran hombre que llevó a cabo una obra extraordinaria: cuidó como un buen
pastor a la gente de su parroquia, atendió a huérfanos y ancianos, pero sobre
todo se consagró a la educación religiosa de la juventud. Ciertamente, aquello
no fue nada fácil. Su austeridad personal y el trabajo incansable fueron minado
su salud. Murió en la madrugada del 6 de junio de 1840, a los 51 años, rodeado
de sus Hermanos. Sus restos descansan en la capilla de Ntra. Sra. del
Hermitage. En el momento de su muerte, la congregación tenía cerca de 300
Hermanos (más 50 que habían muerto ya), 50 casas y escuelas, y alrededor de
7.000 alumnos.
E P. Marcelino Champagnat
fue declarado «Beato» en Roma, por S. S. Pío XII, el 29 de Mayo de 1955,
domingo de Pentecostés. Tras un largo y detallado estudio, los expertos habían
declarado la autenticidad de dos milagros obtenidos por su intercesión.
La ceremonia de
canonización del P. Marcelino Champagnat fue celebrada el domingo 18 de abril
de 1999.
elaborado por: LIC. Miriam Mendoza Perez